La liposucción es una de las cinco cirugías estéticas de mayor demanda en el mundo. Consiste en la remoción de depósitos de grasa en determinadas partes del cuerpo: caderas, muslos, abdomen, pantorrillas, papada, entre otras. Es ideal para aquellas personas que están en forma pero que no consiguen eliminar cierta grasa localizada; y es que, a veces, ejercitarse diariamente y comer de forma balanceada no es suficiente.
La liposucción, (también conocida como: lipoplastia, lipoescultura, lipovaser, lipolaser o lipectomía de succión asistida) es una de las intervenciones más eficaces y seguras. Además, su recuperación es muy rápida y los resultados pueden apreciarse en solo días.
Quienes cuestionan la medicina estética han creado toda una serie de mitos al respecto. Por ejemplo, se dice que la liposucción produce un efecto rebote. Eso es falso. Cuando se practica una lipo se aspiran los adipocitos de grasa acumulados y una vez aspirados no vuelven a reproducirse. Lo que sí puede suceder es que el paciente aumente mucho de peso y deje de cuidarse.
Otro mito es que la liposucción deja cicatrices antiestéticas. Es normal que después dela intervención aparezcan moretones y cierto grado de inflamación pero éstas desaparecerán en un período corto. Asimismo, las cicatrices que pudieran quedar se hacer imperceptibles con el tiempo. Esto lógicamente, tras un correcto postoperatorio y una buena praxis. De allí la importancia de seleccionar a un médico cirujano certificado y calificado.
La lipo fue un boom en los años 90 y desde entonces su demanda se ha mantenido, así como se han mantenido los criterios estéticos de belleza que hacen referencia a la delgadez y esbeltez de los cuerpos.
Y es que la liposucción –y la cirugía plástica en general- llegó para brindar una respuesta a males estéticos que pudieran parecerle minúsculos a unos pero que en realidad desmejoran la calidad de vida de otros. La liposucción es una ventana a la felicidad de quienes insisten en encajar en ciertos estándares sociales de belleza.
Así pues, como lo definió inteligentemente Jorge Arturo Díaz Reyes en la Revista Colombia Plástica y Reconstructiva: La Lipo es Cultura.